La teoría de la personalidad en la escritura de ficción II: cómo emplear la teoría de los tipos

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En la primera parte de esta serie, hablamos de por qué emplear la teoría de los tipos de personalidad puede ser útil al crear personajes ficticios, e incluso en la propia escritura. Pero, en la práctica, ¿cómo se refleja esto? Analicemos de cerca cómo incorporar la teoría de los tipos de personalidad en el desarrollo de los personajes puede hacerlos más creíbles y realistas, incluyendo algunos ejemplos.

Consistencia

Al tener presente el tipo de personalidad de un personaje, un autor puede construir comportamientos razonablemente coherentes, evitando así confundir o irritar al lector con acciones aparentemente erráticas o incongruentes. Comencemos con un ejemplo.

Ejemplo: La Sargento Denise Washington (una Protagonista Turbulento, ENFJ-T) siempre era la primera en cruzar la puerta durante una redada. Inquebrantable desde el primer día en que se unió al cuerpo, quería demostrarse a sí misma en ese mar azul de masculinidad que, a veces, sentía que podía ahogarla. Cumplía su labor con orgullo, avanzando con determinación para abrirle camino a una mentalidad renovada dentro del departamento tan resueltamente como derribaba una puerta durante una incursión.

Acudir al modelo de teoría de la personalidad para un Protagonista Turbulento permite entender cómo es probable que actúe este personaje en cualquier situación. Es audaz, con una visión puesta en el futuro, idealista e inquieta. Conocer sus tendencias y comportamientos, marcados por sus rasgos, guía al autor en las decisiones sobre cómo reaccionaría ante un conflicto con un compañero, una disputa amorosa, la muerte de un familiar o incluso algo tan simple como que un niño derribe una lámpara. Esto contribuye a mantener la coherencia del personaje, sin importar en qué parte de la historia nos encontremos.

A veces, un personaje debe realizar acciones que parecen poco probables para su tipo de personalidad. En esos casos, el autor debe asegurarse de dar o mostrar una razón que lo justifique. (Volveremos a este tema con más profundidad en la tercera parte).

Motivación

Ser consciente del comportamiento impulsado por los rasgos ayuda a que los autores doten a sus personajes de razones reflexivas para actuar como lo hacen, y puede encajar perfectamente con el pasado y los detalles personales del personaje.

Ejemplo: Arman (un Lógico Asertivo, INTP-A) recorría el califato, incapaz de hallar alegría en el oficio de su padre o satisfacción junto a su madre, y le importaba poco su desaprobación. El placer del descubrimiento lo llamaba constantemente, al igual que el reto de liberar las mejores gemas de entre la nobleza del reino. Arman no veía delito en robar a los ricos, ni razón alguna por la que no debiera enriquecerse él mismo en el proceso, y siempre perseguía, con despreocupada alegría, planes nuevos e ingeniosos.

¿Por qué Arman se muestra tan indiferente ante la ley y las expectativas de sus padres? ¿Es simplemente un avaro egoísta? Quizá no. Como un tipo Intuitivo y Racional, tiende a racionalizar cualquier cosa que pueda limitar su inspiración y prefiere mantenerse independiente, pues está relativamente aislado de las emociones ajenas. Su Identidad Asertivo lo hace seguro de sí mismo, aunque sin ambiciones estrictas en cuanto a la estructura de su vida: hace lo que quiere, cuando quiere. El rasgo Prospectivo alimenta su curiosidad y le permite sentirse cómodo desafiando las reglas. Es un pícaro simpático, pero no se arrepiente de su orientación hacia sí mismo.

Interacción entre personajes

Comprender cómo interactúan los distintos tipos de personalidad ayuda a los autores a intuir cómo pueden relacionarse los personajes, para bien o para mal, inspirando escenas y tramas de forma colorida y dinámica.

Ejemplo: Luca (un Mediador Turbulento, INFP-T) estaba cada vez más preocupado por su compañero casual. Ya era bastante malo que su telesilla se hubiera detenido inexplicablemente sobre unas rocas afiladas que sobresalían a través de la nieve tardía de la temporada; pero además, el estadounidense a su lado parecía tan descuidado como despeinado. “Tío, yo creo que podemos saltar,” dijo el estadounidense (un Emprendedor Asertivo, ESTP-A), inclinándose y haciendo que el asiento compartido se meciera. “Por favor, deja de moverte. Esperemos, por favor,” dijo Luca en un inglés con acento suizo, deseando haber permanecido en su estudio en Berna. El estadounidense solo se rió y balanceó aún más las piernas: “¡Bro! Relájate, bro…”

Saber que Luca es alguien sensible y reservado ayuda al autor a definir cómo reaccionaría ante un tipo de personalidad más desinhibido y despreocupado, como la de un Emprendedor Asertivo. Luca se aterra por las posibles amenazas, pero sigue siendo educado, mientras que el estadounidense confía en su propia percepción de la situación y no le da importancia a las preocupaciones ajenas sobre los “y si…”. Con una comprensión sólida de las diferencias entre los personajes establecida por la teoría de los tipos, la interacción surge casi por sí sola.

Reacciones internas

Decidir cómo se sienten los personajes respecto a los eventos resulta mucho más sencillo al seguir el mapa de comportamientos que proporciona la teoría de la personalidad, ayudando al autor a desarrollar sus reacciones y pensamientos internos. Esto puede ser muy útil en la exposición y la narrativa interior. Por ejemplo, pensemos en una historia sobre un viudo de mediana edad que está cansado de la soledad y lucha por superar su aislamiento.

Ejemplo: Christopher (un Arquitecto Turbulento, INTJ-T) no sabía cómo manejar el coqueteo de la barista. ¿Era simple pragmatismo profesional o realmente le encontraba atractivo? ¿Se estaba imaginando su interés? Había probado dejarle grandes propinas y otras veces no dejarle ninguna, pero ella siempre le prestaba una atención especial que despertaba esperanzas juveniles ya adormecidas. La idea de salir con una mujer más joven lo hacía dudar, y se preguntaba si alguna vez se permitiría actuar sobre sus propios deseos. Por supuesto, todas esas dolorosas cavilaciones no le aportaban ni un ápice de atrevimiento social, y su intercambio con ella aquel día fue tan rutinario como su habitual pedido de café.

Comprender los procesos internos guiados por los rasgos ayuda al autor a elegir el tipo de personalidad de su personaje y, en consecuencia, describir esos procesos internos. Un Arquitecto Turbulento encaja bien en este viudo, ya que, pese a gozar de una imaginación vívida y deseos intensos, este tipo de personalidad suele ser reacio a actuar, filtrando sus emociones a través de un análisis racional antes de expresarlas, lo cual convierte el romance en un asunto tan interesante como tenso.

Autonomía

Los escritores de ficción están, hasta cierto punto, limitados por su propio tipo de personalidad, proyectando parte de sí mismos en sus personajes y, a veces, tiñendo involuntariamente sus creaciones con su propia personalidad. Pensar y sentir como una persona muy diferente es un reto, pero comprender otros tipos de personalidad puede ayudar a los autores a abordar esa tarea con destreza. También facilita diferenciar los personajes, consiguiendo que cada uno destaque, pese a haber nacido de la misma mente.

Ejemplo: El autor (un Activista Turbulento, ENFP-T) está escribiendo una historia oscura sobre una pareja de las afueras que intenta sobrellevar la muerte de su único hijo, un adolescente fallecido en un accidente de tráfico mientras conducía ebrio. El autor decide que el padre es un Logista Turbulento (ISTJ-T) e investiga cómo este tipo podría procesar ese trauma. El autor, que naturalmente buscaría refugio en sus seres queridos para afrontar el duelo, se da cuenta de que el personaje del padre probablemente reprime su dolor y opta por escribir que cae en un pozo de alcoholismo para escapar de sus emociones.

Puede resultar difícil escribir de forma creíble sobre personajes muy ajenos a uno mismo, pero la teoría de la personalidad es como tener un guía en el desconocido terreno del corazón y la mente de otro ser humano.

Inspiración flexible

Cuando los personajes se definen por tipos de personalidad, la imaginación del autor puede visualizar con facilidad sus posibles vidas, lo que inspira grandes ideas argumentales. El conflicto o la armonía entre los estilos, métodos e incluso los objetivos a largo plazo de los personajes se vuelve más clara si cuentan con tipos de personalidad definidos. Las posibles interacciones entre los distintos tipos no son más que un punto de partida, pues los autores aún conservan plena libertad para decidir las acciones de sus personajes.

Ejemplo: Personajes con tipos muy distintos pueden forjar un vínculo porque sus rasgos opuestos se equilibran mutuamente, formando un gran equipo. Por otro lado, esos mismos tipos podrían detestarse simplemente por no tener la madurez suficiente para reconocer el valor de cooperar en vez de hacer las cosas a su manera. Del mismo modo, personajes con tipos de personalidad muy similares pueden congeniar como almas afines, o chocar violentamente en cuestiones de cultura, creencias o motivaciones personales, a pesar de sus similitudes.

Ya sea que las personalidades de los personajes los unan o los enfrenten, los autores pueden lograr mayor profundidad cuando los motivos se construyen a partir de la teoría de los tipos. Por supuesto, que los personajes tengan profundidad y coherencia no significa que deban ser predecibles —y de eso hablaremos en la próxima entrega.

Lecturas adicionales

Explora otras partes de nuestra serie sobre escritura de ficción:

La teoría de la personalidad en la escritura de ficción I: dar vida personal a los personajes

La teoría de la personalidad en la escritura de ficción III: límites y romper las reglas

La teoría de la personalidad en la escritura de ficción IV: las profundidades del mal – “villanos”

La teoría de la personalidad en la escritura de ficción V: escribir para los tipos de personalidad de los lectores

La teoría de la personalidad en la escritura de ficción VI: ampliar el atractivo